Había una vez un
niño de sangre que siempre iba a Halloveen. La gente ya no salía esa noche a darle caramelos a los niños porque temían que fuera
el niño. Todo el mundo le odiaba, pero en el fondo él quería ser amigo de todos, y como nadie le quería lo tomaba con las personas.
Un día se dicidió a no asustar más. La gente le iba queriendo porque les daba pena. Poco a poco se hicieron todos amigos. Al día siguiente realizaron una gran comida.
Javier. 4º de Alagón del Río.
2 comentarios:
un beso niño de la sangre como sabes anita
Bonito relato, eso ocurre a veces , que uno necesita que le quieran pero tiene que aprender a relacionarse de forma amistosa con los demás , y los demás deben entender y ponerse en el lugar del otro.Un saludo . CARMEN.
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