Érase una vez un duende llamado Fueguecito que estaba
echando la siesta. Cuando le despertó un olor a humo, fue corriendo
a los frutales. Cuando Maligno estaba quemando árboles y Fueguecito
dijo las palabras mágicas: ¡Abra cadabra pata de cabra! Y empezó a
llover. Maligno dijo: - ¡Nada me sale bien! Colorín, colorado este cuento se
ha acabado.
Enrique Iglesias. 4º
de E. Primaria. Alagón del Río.
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